Las muchachitas
que se suicidan en Puerto Nuevo,
y la de once años
que hizo el negocio
de los pasquines
y la que ofrece por las aceras,
humano cebo, por unos pesos,
falsos carmines y jazmines...
¿Esa es la Patria bella?
Y luego dicenque hay que morir por ella.
Grandes señoras que hacen los bailes de Caridad.
Y juntan plata para los pobres bailando al son,
cuyos descotes, mallots, toilletes y humanidad
Propala El Mundo por todo el ámbito de La Nación.
¿Esa es la Patria bella?
Y luego dicen que hay que morir por ella.
Politiqueros y comités, puro grito y trapo,
los dos partidos tan igualitos como porotos
—quítate tú que me ponga yo porque soy más guapo—
y la gran farsa de echar los votos.
¿Esa es la Patria bella?
Y luego dicen que hay que morir por ella.
Gente de plata, la que hace plata y gasta su plata,
y el gran ejército de lacayos que encienden el horno,
prensa, revistas, radio, cinema, que ensucia y mata,
y masa amorfa, confusa y triste girando en torno.
¿Esa es la Patria bella?
Y luego dicen que hay que morir por ella.
Juramento
Y hay que morir, hay que morir lo mismo,
si Dios lo pide por la patria yerma,
y dar la sangre por la patria yerma
en el caso que Dios pida ahora mismo
toda mi sangre para salvar del abismo
a la pálida patria enferma.
-- R.P. Leonardo Castellani, S.J.
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