El voto

"El voto como sistema politico, como expresion de la voluntad popular, es malo. Pero aumenta su nocividad a medida que el objeto sobre el cual debe pronunciarse se hace mas abstracto. Lo peor del voto no es la eleccion de las personas, sobre las cuales a veces acierta; lo mas grave es la apreciacion del objeto para el cual eligen a las personas. Asi, por ejemplo, el voto puede servir para apreciar la capacidad de un representante en asambleas provinciales cuando se trata de intereses locales, de obras publicas o de impuestos. No apreciara jamas la capacidad politica, las condiciones de un estadista. Esto en el mejor de los casos, sin contar con los intereses que rigen el funcionamiento del sufragio y naturalmente sin los partidos politicos, que cualquiera sea u origen, se convierten, tarde o temprano, en asociaciones de intereses que no responden a la realidad social. Su eficacia no puede pasar, en todo caso, del medio municipal, de aquel en que el elector conoce al candidato, y puede por lo tanto apreciar sus virtudes y vicios personales.


Cuando el sufragio universal responde a intereses sociales, es decir de clase, se precipita fatalmente la lucha de clases que lleva a la revolucion. La explotacion ideologica mantiene el odio de clases que detras del sufragio universal no admite la conciliacion ni la convivencia, pues aspirando siempre a la soberania absoluta, el triunfo de uno de los partidos supone la anulacion del otro.

Ahora bien la desaparicion de las clases sociales, que en cierto momento parecio posible a los ideologos, se hace de dia en dia mas imposible con la transformacion del mundo moderno."

Julio Irazusta, Estudios Politicos Completos. Volumen II. Editorial Independencia.