Saturday, August 23, 2008

Entrevista a Alejandro Carrio



Publicada en el suplemento cultural de "La Nacion". Ver aqui

(Nota: Carrió acaba de publicar un ensayo, en clave de divulgación ( Digamos basta, de Editorial Sudamericana), con ejemplos de la vida cotidiana que apuntan a explicar la conflictiva relación de los argentinos con la ley. Carrió es presidente de la Asociación por los Derechos Civiles y profesor de la maestría en Derecho de la Universidad de Palermo

Marcada diferencia con el Profesorete Roberto Gargarella, quien se manifestaba en su blog a favor de la ilegalidad que significan los cortes diciendo que a los piqueteros "no les quedaba otra." O sea el ejemplo viene MAL de arriba - un "profesor de derecho" se manifiesta a favor de la ilegalidad. Diria que la "anomia" se alimenta tambien desde la facultad de derecho con algunos manzanas podridas como el profesorete. Otros dirian que es una falta de etica, aunque ya sabemos a que nivel debe estar la "etica" del profesorete, apoyando el aborto, el feminismo, a los "jueces garantistas" que favorecen a los delincuentes y todas las malas causas.)

-¿Qué nos está faltando?

-Hacernos cargo de que somos responsables del país que hemos construido y advertir que no existe ninguna conspiración internacional en contra nuestra. Hacernos cargo es, también, pensar que la democracia no es un valor limitado exclusivamente a las elecciones. Nosotros pensamos que vivimos en democracia porque votamos y no hacemos mucho, entre una y otra fecha electoral, para lograr un juego más o menos equitativo de los distintos poderes. Sabemos lo que pasa en el Indec, y aunque eso distorsiona y daña nuestra calidad de vida, no protestamos lo suficiente. Sólo reaccionamos cuando el resultado de esas malas medidas se va de madre, cuando, simplemente, vemos un día que nuestro dinero no está más, que ha desaparecido, como pasó con el corralito. Tampoco nos parece muy grave la autoridad concentrada. Por eso creemos en los "ismos" salvadores. Yo hago mucho hincapié en la cultura populista, de la que está muy impregnada nuestra sociedad, y que tiene que ver con el deseo de que nos digan lo que queremos escuchar. El populismo prende porque nos absuelve de toda responsabilidad. Nos convence de que los malos siempre son los de afuera, que no nos dejan avanzar. Este echar culpas afuera nos estanca como país. Y lo peor es que, como el populismo es autoritario, nunca va a impulsar instituciones fuertes, porque no quiere ser controlado.

...Miremos el conflicto del campo: se dijo que cortar rutas es ilegal, lo que es cierto. Pero durante el conflicto por las pasteras la gente cortó rutas y el Estado no instaló la idea de que era ilegal el corte. Por eso la gente debe de haber entendido que cortar rutas estaba bien. Además, respecto de las retenciones, no se les pueden cambiar las reglas de juego a los productores después de que sembraron. La anomia es enloquecedora.

Articulos relacionados:

Del blog del profesor Kenneth Anderson

Public trust societies and kinship societies.

"Modernity in some sense starts with those preconditions. The development of a social ethos that accepts the idea that individuals have fiduciary duties in the abstract, that do not pertain solely to those who are members of extended family groups - even where those extended family groups are as much or more socially, rather than genetically, defined - is what gives rise to the public trust necessary to modern Western society and the modern democratic state: that the state, and its officials, will treat people neutrally, without regard to kinship or other pre-modern markers of identity. Without that trust, the result is the form of the state, but an animating principle quite at odds with it. It is the marker of the rule of law and, it increasingly seems to me, the real line of division between societies today."

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